Las horas lectivas a debate dentro de la jornada laboral docente

En la Crítica Constructiva a un Conservatorio que estoy realizando tenía intención de hablar de este tema un poco más tarde, pero debido a la rabiosa actualidad que se está cerniendo sobre este debate, voy a intentar dar algunas claves que puedan ayudar formular debates más precisos sobre lo que está pasando.

Las dos horas

Las CCAA de Madrid (PP), Galicia (PPdG), Navarra (UPN), Cataluña (CIU) y Castilla-La Mancha (PP), han aumentado de una u otra forma las horas lectivas a los docentes, es decir, las horas que pasan en contacto directo con los alumnos dentro del aula.

De 18 horas, se pasa a 20 horas, dos horas más. Las declaraciones de los políticos van en esta linea liderada por Esperanza Aguirre:

«20 horas son en general menos que los que trabajan el resto de Madrileños»

Este argumento es totalmente falso, como todo docente o hijo de docente sabrá. Equiparar horas lectivas con jornada laboral es como si a un diputado le reducen las horas de trabajo a estar sentado en el Congreso.

Para el que todavía no quiera saberlo, la jornada laboral de un docente (que no horario lectivo) se reparte en parcelas de trabajo de distinta índole. Como se puede ver en el enlace siguiente:

http://renovatorio.wordpress.com/secciones/vida-en-un-conservatorio/horario-del-profesorado/

A los docentes NO se nos paga por dar 18 clases de una hora y luego irnos a casa. Aparte de esas 18 horas tenemos que hacer en el centro.

7 horas de:

  • Guardia
  • Tutoria
  • Responsables de áreas
  • Actividades culturales
  • Preparación de materiales
5 horas de:
  • Asistencia a órganos de gobierno
  • Sesiones de evaluación
  • Plan de formación del profesorado
  • Actividades
Y por último, y contemplado para hacer en casa (¿cuántos trabajos tienen contemplado en el contrato que hay que trabajar en casa?):
7,5 horas
  • Prepara clases
  • Perfeccionamiento individual
  • Otras actividades pedagógicas complementarias
Así que el argumento de que los docentes trabajamos poco es una falacia demagógica. Si el debate fuera que proporción de estas horas se debe aplicar a horas lectivas y horas no-lectivas, discutiendo sobre la optimización del tiempo de preparación de las clases, y no sobre:
Señores currantes y parados, los profesores trabajan poco y cobran mucho. Ahora que ya cobran menos, pues que trabajen más.
Como cualquiera puede apreciar, este no es un criterio serio de debate.
Para empezar, según la UNESCO, 1 hora de trabajo docente, equivale a 3 horas de un trabajo administrativo. Y además, en la mayoría de otros trabajos, uno hace su jornada y se va a casa, sin ninguna obligación de pensar, meditar e idear estrategias para abordar la siguiente jornada laboral.

¿De verdad son dos horas?

Como se desgrana en el blog Eso de la ESO, las verdades protestas y movilizaciones no se centran únicamente en no querer aceptar el aumento de dos horas lectivas más (aunque la gente, parece que sigue pensando que se aumentan dos horas a una jornada laboral de 18 horas).

En este «Diario de un profesor de Secundaria» se puntualiza lo siguiente:

  1. No nos quejamos por 2 horas más, pues muchos de nosotros ya dábamos 19, 20 o incluso 21 horas lectivas en cursos anteriores […] muchos -por no decir todos- estamos dispuestos a asumir ese aumento de horas siempre que se respeten las plantillas y los cupos de profesores actuales.
  2. El motor de la protesta no es, por tanto, el aumento de horas, sino el recorte de profesores
  3. Nuestro objetivo no son esas dos horas, nuestro objetivo es defender la enseñanza pública
    1. recorte de casi 100 millones de euros en la pública
    2. «regalo» fiscal de 90 millones de euros a la privada
    3. supresión de las tutorías
    4. supresión de plazas para nuevos alumnos en FP, EOI, Artes musicales y escénicas…,
    5. supresión de refuerzos, desdobles, orientadores y profesores de Compensatoria

La manzana podrida

Ahora bien, otro tema, o el verdadero tema es el de que pasa realmente en esas horas no lectivas de la jornada laboral. Quizá en escuelas e institutos, el esfuerzo del claustro esté a la orden del día, pero en los Conservatorios la situación real difiere bastante.

Vuelvo a repetir, en problema no es como se reparte el tiempo en horas lectivas y no-lectivas, sino en lo que pasa realmente en cada una.  Respecto a esto, cito a Mariano Fernández Enguita, que en su blog: Cuaderno de Campo, explica maravillosamente este problema. Sobre las horas lectivas:

La primera parte, el tiempo en el aula, ya está por sí misma bastante fuera de control. Aunque podemos suponer, y más o menos sabemos, que la mayoría de los profesores emplean razonablemente ese tiempo, también sabemos que algunos lo hacen muy bien y algunos muy mal. Que algunos, por ejemplo, llevan al aula magníficos proyectos, actividades o programaciones que en parte son producto de su trabajo, a veces incluso de un trabajo que va más allá del tiempo pagado (aunque para un periodo anual es bastante menos probable que para uno semanal), mientras que algunos otros repiten cansinamente la misma actividad año tras año, improvisan sin preparación o se limitan a mantener ocupados a los alumnos. El caso es que no existe ningún control efectivo sobre esto: ni de los compañeros, ni de los directores, ni de los inspectores, ni de los órganos colegiados de gobierno, ni a través de la participación de la comunidad, ni a partir de los resultados de los alumnos, porque todo ha consagrado al docente como autoridad exclusiva y excluyente en su aula, desde la tradición de que cada maestrillo tiene su librillo hasta la estrategia ferozmente corporativa de los sindicatos en defensa incondicional de su base. Recientemente se venía abriendo paso la idea de avanzar en la evaluación del profesorado, introducir incentivos, etc., pero gracias a esta torpe política conservadora y a los reflejos y el discurso monocorde de las organizaciones gremiales ya volvemos a la dialéctica maniquea habitual.

Sobre las horas no-lectivas:

La otra parte, el tiempo de preparación y apoyo, es sencillamente el reino de la irresponsabilidad. La disparidad en la manera en que los centros atienden aspectos como las tutorías, la tutela del espacio y el tiempo fuera del aula, las actividades extracurriculares, el funcionamiento de los órganos o las relaciones con su público y con la comunidad es espectacular. Pero lo que se lleva la palma es la coexistencia de educadores para los que todo tiempo y esfuerzo son pocos para mejorar y renovar su trabajo, aquellos que ven la educación como una función social de primer orden y con efectos decisivos para sus alumnos y se consideran compensados ya en parte por poder contribuir a ello, junto a otros cuyo principal esfuerzo es el de limitar su tiempo laboral al tiempo lectivo, y lo que asombra es que, en última instancia, los tratemos a todos por igual, incurriendo en una enorme injusticia y una insultante falta de reconocimiento para los que dan lo mejor de sí. Es el viejo problema de los que eligen la profesión por vocación, los que la eligen por las vacaciones y las distintas combinaciones en medio.

Recortar en educación, porque hay que recortar donde sea y la partida de educación siempre es una partida jugosa para las políticas neoliberales. Pero, como decía Einstein:

Si la educación te parece cara, prueba con la ignorancia.

Lo que se debe hacer es optimizar los recursos que ya tenemos y controlar para que todo funcione de la mejor manera posible. Siempre habrá alguna manzana podrida, que no quiera trabajar, que haga el mínimo esfuerzo para preparar las clases, que acuda a las reuniones con una prisa como si le persiguiera el demonio. Pues no debemos dejar que esa manzana podrida sea la imagen que de nosotros, los docentes, tiene el resto de la sociedad. No debemos dejar que la actitud de esa manzana se contagie al resto de compañeros y se convierta en la tónica habitual. Y por último, bajo ningún concepto se debería permitir que esa manzana siga en el cesto.

Este es el verdadero debate, y así, en lugar de pensar en conseguir los mismos resultados con menos partida presupuestaria, empecemos a plantearnos alcanzar mejores resultados con los recursos actuales.

5 pensamientos en “Las horas lectivas a debate dentro de la jornada laboral docente

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  2. Pingback: Q3 – Quejas sobre la organización interna de cada centro (Crítica Constructiva a un Conservatorio) | Oysiao en el Oasis

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