¿Programaciones didácticas para clases individuales? Herramientas ineficaces…

Estoy en contra de las programaciones. Considero que son ineficaces para la educación individualizada. Las programaciones son un producto de la educación entendida como cadena de montaje.

Es decir, cuando hemos de educar en masa y en serie. Fueron un avance muy importante de la ilustración, cuando se decidió que toda la población tenía derecho a una educación básica. Pero mucho ha llovido desde entonces y no todo tipo de enseñanzas se producen en masa y en serie. Cuando digo en masa me refiero a grandes cantidades, y cuando digo en serie a repetición de un mismo molde.

Archifamosa crítica de Frato sobre el sistema educativo.

¿Qué es una programación?

[definición a vuelapluma] Es la planificación que hace un docente sobre los elementos de su trabajo:

  • los objetivos que persigue
  • los contenidos que transmite
  • las actividades que realiza
  • la metodología que usa
  • los criterios con los que evalúa

Pero el problema de la programación reside en su propia definición, orienta los elementos de la educación en concepciones abstractas y despersonalizadas.

¿todo el mundo debe perseguir los mismos objetivos, asimilar los mismos contenidos, realizar las mismas actividades, usar la misma metodología y ser evaluado bajo los mismos criterios?

Soy docente de piano en un conservatorio, y mi respuesta es claramente NO.

Tengo la suerte de poder personalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje de mis alumnos (ratio 1:1) y la falsa flexibilidad que promete la programación no me sirve. Es cierto que dicen que la programación debe ser abierta y flexible. Pero como dice una compañera:

y ¿entonces qué? ¿cada día cuando terminamos la clase nos quedamos a modificar la programación?

En la educación instrumental el aprendizaje es básicamente por proyectos, y cada alumno necesita trabajar en diferentes proyectos en momentos distintos. A causa de ello estaríamos modificando la programación después de cada sesión y a cada alumno. Cosa que no es tan necesaria en enseñanzas colectivas, puesto que las variaciones del aprendizaje medio de un grupo de personas no fluctúan tanto como el de un alumno aislado. Por lo que se puede llegar a la conclusión que, si realmente atendemos a la definición de programación: Es imposible programar para clases de instrumento musical

Y, entonces, ¿por qué lo hacemos?

Por una falsa asimilación a la dinámica oficial de las enseñanzas de régimen general. Como en primaria y secundaria la programación didáctica es una opción aceptable para la organización docente y la gestión del aprendizaje de los alumnos, pues todo el resto de enseñanzas del mapa educativo deben funcionar de la misma manera. Ahí reside el error. No quiero llegar a la conclusión de que entonces el docente debe guiarse por la intuición, sin ningún tipo de herramienta de gestión o planificación de la enseñanza. Pero no me sirve una herramienta orientada a gestionar medias de aprendizaje, y que si se aplica a enseñanzas individualizadas debe ser sometida a múltiples parches.

Tampoco tengo la panacea en la mano, pero sí que considero que hay otras opciones, validadas por las investigaciones en educación, que muestran otro tipo de herramientas que gestionan mejor el aprendizaje de los alumnos, tales como los portfolios.

¿Por qué? Porque están orientados hacia el alumno, individualizándolo y entendiéndolo como una persona no adaptable a ninguna cadena de montaje.

Se debería hacer un planteamiento de planificación muy abierto inicialmente, sin acotar tanto el camino que “debe” recorrer todo alumno, sino más bien, plantear un escenario de partida, y diferentes metas plausibles, y luego gestionar el recorrido de ese camino mediante otras herramientas que no delimiten y uniformicen tanto.

Ciertamente, aun queda mucho en la investigación educativa musical. Hemos de quitarnos el complejo de que como nosotros no sabemos de la Educación (“con mayúsculas”) debemos copiar la manière de las enseñanzas de régimen general.

La pregunta que me hago es,

si eliminamos la programación didáctica… ¿qué nuevo rey deberíamos poner en el trono que ésta dejaría vacío?

4 pensamientos en “¿Programaciones didácticas para clases individuales? Herramientas ineficaces…

  1. Isabel Villagar

    Esta claro que la enseñanza de un instruemento musical o del canto, con unaratio 1:1 posee particularidades y caracteristicas propias.
    Desde mi punto de vista el docente debe hacer una reflexion y un analisis tecnico de las obras que programa para cada alumno y previamente debe haber secuenciado las dificultades para que exista una correspondencia entre estas y las dificultades que van asumiendo los alumnos.
    Cuantos docentes han secuenciado lso contenidos por curso y detallado las dificultades que se espera que se asuman?
    Cuantos docentes han analizado tecnicamente la dificultades que presentan una obra?
    Hace falta mucha formacion pedagogica para cambiar los modelos vigentes y obsoletos del repertorio a peso, independientemente de lo que un alumno puede hacer o no.

  2. Jorge

    Para construir un edificio hace falta un arquitecto, un aparejador, etc, hasta llegar al último escalón que es el obrero que se dedica a poner los ladrillos. Los docentes (en este caso los de los conservatorios), desde la LOGSE, debemos realizar todo este trabajo en la enseñanza: analizar los objetivos, contenidos, competencias, criterios de evaluación, recursos metodológicos, legislación, estudios, metodologías, y un laaargo etcétera hasta llegar al producto final (el equivalente a poner ladrillos), pero quizà el más importante: LA CLASE.
    Quizà lo que realmente haga falta es poder hacer que el profesor se dedique realmente a hacer clase, y que esté en estrecha colaboración con el pedagogo, que será quien se dedique a indicarle por dónde debe ir el profesor.
    En caso contrario, puede pasar como en la construcción de un edificio: raramente un buen arquitecto será un buen «paleta» y viceversa, porque son cometidos completamente distintos.
    Refiriéndome a esa «cadena de montaje», difícilmente una sola persona se puede encargar de todo, absolutamente todo lo referente al producto final.
    Respecto a los «portfolios», tengo la impresión que mejoran lo anterior, pero no solucionan el problema de la excesiva competencia burocrática que desgasta la labor del que «quiere dar bien la clase», o viceversa: la falta de análisis y reflexión pedagógica del que «se pone a dar clase».
    Se nos puede hablar de «niveles de concreción» y de «libertad de cátedra», pero lo cierto es que el arquitecto diseña cada edificio en particular, aunque no lo construya, y nunca he oido hablar de libertad de cátedra a alguien que pone ladrillos, porque el edificio se cae.
    Gracias.

    1. Oysiao Autor de la entrada

      Me gusta la metáfora del arquitecto. Y sigo ampliándola con lo que a mi me parece que pasa. Es cierto que dentro de la «cadena de montaje» que nos guste o no, estamos inmersos como docentes «a pie de aula», no podemos ir totalmente como llaneros solitarios por ahí, educando sin ton ni son (qué atrevimiento!, «quien paga manda»). Pero lo que me da la sensación que pasa con la programaciones didácticas es que los planos que nos envía el arquitecto son los mismos para todos los solares, estén ubicados en la costa, en ciudades, montaña, selva, desierto, etc… La programación hace difícil que cada solar pueda convertirse en algo distinto; un chalet en la playa, un piso en la ciudad, una cabaña en la montaña, etc…
      Cuando una persona gestiona mucha gente (entiéndase un profesor y muchos alumnos en clase) es evidente que debe programar unos objetivos promedio para la clase (evidentemente algunos alumnos obtendrán mayores rendimiento, otros menores), pero lo que es inevitable es que si hoy toca el objeto indirecto, no puedo explicar a un tercio de la clase el objeto indirecto, al otro tercio ecuaciones de segundo grado, y al tercio restante los reyes católicos. Es inevitable que los docentes que tienen muchos alumnos delimiten un camino común para recorrer entre todos.
      No digo que debamos abandonar los elementos de la programación, sino que la forma de organizarlos en un conservatorio, para clases de instrumento o canto (gracias Isabel por recordarlo) en una ratio 1:1 no es la misma que una clase con ratio 1:30. Y que si usamos las mismas herramientas de gestión pedagógica en ambos escenarios, hay algo que no me cuadra.
      Quizá el problema real es que nadie le dice al Arquitecto qué tipo de solares tenemos para construir en los conservatorios.

  3. Jorge

    Siguiendo con la metáfora del arquitecto, supongo que te refieres a que el currículo que nos manda la administración son «los planos», pero ahí está nuestro error: El currículo que aparece en los decretos 157 y 158 (lo digo de memoria, y para la Comunidad Valenciana), sólo son el marco legal (la administración impone un mínimo de calidad de los materiales de una obra, una estructura con una resistencia X, sostenibilidad ambiental…), y lo que falta a posteriori, es el arquitecto que diseñe cada edificio (uno por uno), el aparejador, que compruebe la calidad de los materiales, etc, y el que dedica toda su atención a que simplemente esos planos tan detallados estén realizados de la mejor manera posible, y tengan el mejor acabado.
    Actualmente, por lo general, tendemos a pensar que el marco legal son practicamente los planos. Los centros, con sus claustros y sus comisiones de coordinación no se dedican a los casos UNO POR UNO. Por tanto es labor del profesor diseñar el currículo de cada alumno, comprobar que se ajusta a la realidad legal y a la realidad vital, dotar de contenido cada paso que va a dar, analizar cada material (como si hubiera poco), aprender metodologías (Suzuki, Dalcroze, Willems…), aprender idiomas, TICs y por último cuidar que todo eso no se note para nada para que el aprendizaje sea una cosa natural y sencilla.
    ¿Compositor o intérprete?, en nuestro caso se nos imponen las dos cosas, en el mundo actual estas tareas ya están suficientemente separadas para alcanzar una mayor eficacia.
    Un saludo.

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