Q1 – Quejas sobre el programa educativo (Crítica Constructiva a un Conservatorio)

esta entrada pertenece a una parte de la Crítica Constructiva a un Conservatorio

¿qué se ha oído sobre la Q1?

La premisa principal y en lo que mucha gente se pone de acuerdo es que el sistema educativo español está muy mal diseñado. Pero a la hora de decir qué es lo que falla, las voces ya no son tan unánimes.

Q1.1 – La LOGSE lo fastidió todo

Para empezar, nos guste o no, tenemos un sistema educativo musical que no es único en todo el territorio nacional. Cada comunidad autónoma presenta sus pequeñas variantes del modelo general dictaminado por el Ministerio de educación, así que hay que precisar sobre cual se está hablando, ya que las diferencias entre unos y otra son significativas. En otro momento trataremos estas diferencias, pero de momento centrémonos en el sistema general. El actual modelo nacional se integra dentro de la LOE, que no es más que el lavado de cara de la LOGSE.

Acerca de la LOGSE pocas personas se atreven a decir que fue un éxito. Pero todos los que dicen que fracasó se dividen principalmente en dos bandos. Por una parte están los que reniegan de los principios básicos y espíritu de la LOGSE, porque consideran que al reducir la competitividad, al centrarse en la consecución de objetivos motivando al alumno y no tanto en la transmisión de los contenidos se ha producido un descenso del nivel del alumnado y consecuentemente de exigencia por parte del profesorado. Y en el otro bando están los que son fieles al espíritu de la LOGSE, pero que indican que su fracaso se ha debido a la falta de presupuesto y la fallida renovación pedagógica de un profesorado formado en un sistema anterior.

¿Qué razonamiento tiene más peso? Si bien es cierto que la falta de presupuesto e implicación de la totalidad del profesorado en un cambio de modelo es patente, también, con la llegada de la LOGSE, se ha dado una importancia excesiva a elementos del currículum que antes no estaban tan a la orden del día. Con ello, bajo mi punto de vista, y no estoy diciendo que no sea válido el modelo de currículum que propone la LOGSE (objetivos, contenidos, criterios de evaluación, etc…), si no, que algunos de sus elementos han sido supravalorados.

Véase la crítica al lenguaje de índices, para más detalles sobre la supervaloración de los elementos del currículum.

Q1.2 – Esto no es un instituto

Otra queja que se oye también de vez en cuando, y que yo considero más importante que la anterior, es que se nos asimila en exceso a Secundaria. Y esto es un error puesto que hay muchas diferencias de base:

  1.  el tipo de formación que se imparte en un conservatorio es artística, intelectual y psicomotriz, todo ello ligado de forma indisoluble siempre. Cosa que no pasa en muchas materias de las enseñanzas de régimen general, que suelen centrarse de forma más individualizada en estos aspectos, y no desde un enfoque holístico, estando los aspecto psicomotrices y artísticos menos presentes en los centros de secundaria frente a los aspectos intelectuales.
  2. los objetivos de la formación de los conservatorios son que la gente conozca y disfrute de la música tanto como oyente como intérprete para una mejor formación personal y humana, pero principalmente (o por lo menos eso tenemos todos en mente) sacar gente que se quiera dedicar a la música de forma profesional.
  3. la metodología (excepto en las clases teóricas) es de 1 a 1 durante una hora semanal. O en música de cámara/conjunto/coro/orquesta hay ratios que van de 1 a 2 hasta 1 a 30 o más. Y los 2 o los 30 trabajan en constante cooperación. Fenómeno también muy extraño en los colegios o institutos.

Creo que las enseñanzas musicales aun no han sabido encontrar una definición que les sea natural, sin tener que coger la muleta que nos proporciona secundaria. Y otro aspecto donde esta situación se manifiesta de forma que desconcierta a todo el mundo es en la manera en la que se exigen la Programación y las Unidades Didácticas en las oposiciones. Dónde una programación con 15 unidades didácticas no tiene sentido si no hacemos encaje de bolillos en las enseñanzas que se imparten en los Conservatorios.

Pero no quiero decir que soltar la muleta de secundaria sea volver al los programas cerrados del plan 66. Claramente no. Soltar la muleta de secundaria es encontrar algo nuevo, que se adapte mejor a nuestra labor.

Aunque mientras no tengamos las ideas claras y una regulación normativa consistente, si nos apartamos de la secundaria nos acercamos a peligrosos estados de indefinición, que no creo que sean mejores que las muletas de secundaria.

Q1.3 – Hay una excesiva carga lectiva

De nuevo, las voces dejan de ser unánimes, sobretodo dependiendo de la asignatura que imparta la persona que formule la queja. Los profesores de instrumento claman por que sus alumnos, a medida que avanzan en cursos tienen menos tiempo para estudiar. Primero por la carga lectiva que ya generan las enseñanzas de régimen general, y luego por la propia de las enseñanzas artísticas que, como un embudo inverso, cada vez es muchísimo mayor.

Los alumnos, y yo mismo lo recuerdo así, experimentan una sensación año tras año de «venga, ¡más difícil todavía!». Muchos (profesores y alumnos) dicen que tal asignatura no sirve para nada, otros, no se atreven a decirlo, pero así lo piensan al decir genéricamente que hay demasiadas horas de clases.

Siempre se nos ha achacado a los músicos que somos meros malabaristas de nuestro instrumento sin mayor trasfondo teórico: «Que tocamos, sin entender bien del todo lo que estamos tocando». Mientras tengamos en mente que sobran asignaturas no nos podremos escapar de ese tópico. En tanto en cuanto no se tenga una concepción integral del tiempo del que dispone el alumno para dedicar al estudio de CADA UNA  de las asignaturas, asumiendo también la carga actual de los colegios e institutos, tampoco servirá de nada reducir el número de asignaturas de los conservatorios.

El plan de estudios debe tener una concepción integral. Y con esto no estoy diciendo una obviedad, ya que si fuese tan obvio no tendríamos un plan de estudios en el que las enseñanzas de régimen general y las enseñanzas profesionalizadoras de los conservatorios no parecerían meros compartimentos estancos. Por otra parte, los planes de compaginación que existen, convalidaciones de optativas o la asignatura de música, son irrisorios. Convalidar una asignatura no es ayudar a simultanear unos estudios.

Hablando de la experiencia personal como alumno, nunca he encontrado por parte del profesorado de enseñanzas de régimen general (en asignaturas que no sea la de música, en la que yo me dedicaba a hacer ejercicios de armonía y  contrapunto previo consentimiento del profesor) que me ayude a compaginar los estudios del conservatorio reduciendo las tareas para casa. Ni tampoco tenían la obligación de ello. Pero al mismo tiempo, tampoco he encontrado comprensión en el lado del Conservatorio en mis intereses en sacar un Bachillerato de forma excelente. Ni tampoco tenían la obligación de ello.

Desde el conservatorio la gente se queja que en época de exámenes en el instituto los alumnos dejan de estudiar en el conservatorio. Y desde los institutos, en mi caso, cuando me pasé a nocturno para poder compaginar el Primero de Superior en horario matinal, me decían que debían centrarme más en el instituto y no pasarme a nocturno (que supuestamente era de una calidad inferior al diurno). Pero, insisto, ninguno de los dos tenia la obligación de comprenderme ni ayudarme, ni el conservatorio ni el instituto. Y ahí está el problema, que legalmente no está contemplada la consideración de situación especial de forma generalizada.

TOQUE DE ATENCIÓN

Sobre la Q1,1 y la Q1.2

Es muy bonito teorizar sobre una utopia, y más fácil es aun criticar en los pasillos, reuniones de departamento y claustros. Pero TODOS hemos de saber que las leyes no caen del cielo para imponerse. Si el mecanismo democrático funciona (aunque sea con poco aceite) las leyes se hacen públicas primero como borradores que se envían a los sindicatos. Los sindicatos se las estudian (y a veces, preguntan a la afiliación) y llevan sus propuestas a las mesas de negociación. El fruto de este proceso es la ley publicada en el BOE o documento oficial de cada comunidad autónoma. Así que el lugar para cambiar el sistema educativo no está en los pasillos, está en acercarse al sindicato (el que sea, da igual) afiliarse (no cuesta apenas nada y además desgrava) enterarse un poco de como funciona ese sindicato, asegurarse de que te avisen de los borradores de leyes y PROPONER.

Nadie lo va hacer por ti. Si no te acercas al sindicato y propones, difícilmente irá el sindicato a buscarte para que le propongas. Y el sindicato, no lo olvidemos nunca, es la representación de nuestra voz frente a la administración. Así que si no estamos de acuerdo con las leyes que salen de la administración, hay que hablar con quienes nos representan legalmente en la creación de dichas leyes. Y no únicamente ir a buscarlos cuando peligra nuestra plaza en Villareposo.

¿Que los sindicatos pasan de los conservatorios? Véase la Q7 (aun en construcción)

Tampoco hay que plantearse llegar y modificar la LOE el primer día. Esto es un proceso complejo que requiere mucho tiempo, paciencia, y esperar al momento adecuado: más tarde o más pronto las leyes se han de renovar.

Sobre la Q1.3 

Posiblemente muchos no estén de acuerdo, pero creo firmemente que no sobra ninguna asignatura, es más: aun faltarían otras. El problema no es la cantidad de horas que se pasa en el conservatorio, el quid de la cuestión es lo que pasa durante esas horas en el conservatorio. Que un alumno tenga un profesor particular nadie lo entiende como una sobrecarga de horas de trabajo, sino como ayuda al niño para que pueda sacarse mejor lo otro. Pues lo mismo debería pasar en las clases. La clase es un punto de encuentro en el que el tiempo de aprendizaje debería de estar optimizado, en el que debe valer más la pena lo que se pueda hacer en clase que lo que uno mismo pueda hacer, por ejemplo, en 3 horas en casa. Y esto se acentúa a medida que el alumno va ganando independencia en el autoaprendizaje. En las clases se deben dar saltos de aprendizaje, no simplemente pequeños pasitos. Los pequeños pasitos se dan en casa, y hay que dar muchos. Así que si las clases se convierten también en pequeños pasitos, se tardará más en llegar al final. Dar clase no debería ser pasar una página más del método y ver que hay puesto para hacer ese día.

Y en el otro lado tenemos el asunto de la obligación legal de la compaginación, es decir, que los profesores tengan condescendencia con los alumnos. Ya se ha comentado que una simple convalidación no es más que un balón de oxígeno extra. Pero lo que se necesita realmente es unas aletas mejores de buceo que nos ayuden en todo el camino. Y esa mejora sustancial y permanente no es otra cosa que los Centros Integrados, el gran olvidado del panorama educativo-musical español.

Es imposible que un niño que salga a las 17h de la tarde del colegio, tenga clases desde las 17:30h hasta las 20h (por poner un ejemplo) en el conservatorio y luego pueda realizar todos los pequeños pasitos que le exigen cada una de las asignaturas, y más aun si en las clases no se han dado los saltos de aprendizaje. Y la situación se agrava al llegar al instituto, todos lo sabemos. El centro integrado es la única solución real de compaginación y de concepción global de un plan de estudios de enseñanzas de régimen general y enseñanzas musicales.

Un pensamiento en “Q1 – Quejas sobre el programa educativo (Crítica Constructiva a un Conservatorio)

  1. Lacey

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